Nos habla Ana Cañil en el diario.es de la nueva cueva de santones o comité de sabios, al que Felipe Gonzalez se apunta y se desapunta, según dance la veleta de Sanchez. Nos habla Cañil de que la vieja guardia no quiere influir en el zapaterismo (incluye en el zapaterismo a Gabilondo?), y cita a provectos (ya con esa cara de jóvenes de alguno parecen viejos chochos) asesores de economía que estarían abduciendo a Sanchez, como si hiciera mucha falta. El famoso economista mediático del socioliberalismo neocon Jose Carlos Díez, parece el nuevo Sebastian de Sanchez ( y eso que todavia no han existido primarias, ni siquiera asamblearias, para nombrarle candidato a presidente del gobierno).
Ese consejito de sabios con Solchaga, Gonzalez, el bilderberg Javier Solana, Jose Félix Tezanos, y como cara nueva el sociólogo Colomé (un gran fichaje; toda cara nueva siempre es un gran fichaje, los demás parecen sacados del mercado de invierno), que parece uno de esos conejitos salidos de un guante de camarero playboy. Es la nueva estética slip de P Sánchez y Albert Rivera: por la cursileria hacia Dios. Todo para servir a su señoría Sanchez, que se saca del calzoncillo cada semana un remiendo de greguería política, que es el parapente con red con el que acostumbra a aburrirnos y agradar a su masa de fans enrrollaos del postureo, del pasteleo, del veleteo, del mangoneo. Y sobre todo del arte de secuestrar la opinión de su militancia, al votante de base fiel socialista (que ya debería tener la cara del rey Theoden, embrujado por todos los lengua de serpiente que han pisado el trono del PSOE) y su simpatizancia. Los simpatizantes son un yuyu, para la nueva dedocracia camuflada. Simpatizan demasiado con ideas, y demasiado poco con la nomenklatura de los partidos. Y esto, a un minino criado a los pechos de Gonzalón, en su cajamadrid de caudales renovables, le tiene que sonar a cuerno quemado. El Sanchez habló de unas primarias para las generales. Se admiten apuestas sobre si las celebra o no. Yo ya tengo clara mi apuesta. Porque parece que solo se trata de desaprovechar profesores. Uno de flilosofía como Gabilondo, desaprovechado como mariscal a dedo. Otro como Gómez, desaprovechado como presunto corrupto, que no le llega en mañas arteras a la Aguirre ni a la uña del dedo meñique (pero a ella le sirve para promocionarse y a Gómez para que le jubilen). Al culebron del tranvía de Gómez, solo le ha faltado la guinda de los espionajes de Aguirre. Sería gracioso, que con todo lo que se hablan entre ellos, la gran mayoría de nuestra política rampante hubiera estado espiandose una a la otra. Es lógico que con tanta dedicación a la corrupción y a la mangancia y espionaje, Aguirre, como cualquier humano del pueblo ha podido comprobar a estas alturas, no haya tenido tiempo más que para leer libros de citas. Y se le hayan atragantado las mismas en el intelecto. Ya lo dicen viejos conocidos, compañeros de gran cuadra ideológica, pero enemigos en las trincheras del zancadilleo y los codazos. Que la Aguiire se quedó en el inglés y no pasó de allí. Sánchez , igualmente, no pasa de balbucear primarias, pero acaba vomitándolas, como el niño caprichoso que parece.
Y un profesor de economía como Sánchez, para qué, digo yo, necesita más economistas; que ya han dado muestras de fallar más que una escopeta de feria. Sería mejor, como un gran fichaje intelectual, que el propio Sánchez nos contara sus propias ideas de economía (para eso profesa y enseña), y no nos aburra con las que ya conocemos de otros. Que ya han tenido su minuto de gloria, y promoción pagada a cobro revertido, para vender libros sobre como asesoraron a Pedro en comprar el ala delta más económica.
En poco tiempo, a Sanchez no le quedará ni una Penélope que le grite ¡¡¡Peeedrooo¡¡¡
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