jueves, 19 de febrero de 2015

LA PELÍCULA EL CLIENTE ¿UNA LECCIÓN PARA QUE LOS NIÑOS GRANDES NO CREZCAN?

El otro dia, una cadena de televisión generalista pasó en antena la película "EL Cliente". Una película que para mi modo de ver mezcla dos generos que son combinables pero con ciertos reparos, ya que hay que tener maestría para hacerlo. En este caso nos mezcla el cuento para niños ya algo crecidos y la historia de gansters. Es verdad que esto lo hace Enyd Blyton en muchas de sus aventuras: las de Los Cinco y otros grupos de niños como los de la serie Aventura, Siete Secretos o Misterio (Fatty, etc). Pero la escritora inglesa se centra en el aspecto de la aventura, el misterio, el suspense, mientras que en la película se le está dando continuamente guiños emocionales, muy típicos de la sicología barata de Holywood. Y conste que no es esta una de las peores películas en ese sentido.

Un chico de familia rota tiene que hacer frente al accidente de su hermano, que ha sido atropellado o atacado por un mafioso, por haber visto algo que no debía. Se consigue que el chico herido ingrese en un hospital, pero desde ese momento, el hermano, que es el niño protagonista, será la diana hacia la que dispararan la familia de gansters implicada, la pieza a cobrar. Ellos piensan que el hermano le ha podido contar a este chico lo que ha visto. El chico no sabe en principio que hacer, y por una carambola de situaciones va a dar con el personaje de Susan Sarandon. Esta es una abogada, que vive sola. Su familia se ha roto, ya que su marido se separó de ella y se llevó a los hijos. Desde entonces se dio a la bebida varios años, hasta que lo dejó. Ahora ejerce de abogada con cierta soltura, dadas sus circunstancias.

Es la unión de dos desesperados, algo tan típico del cine de Holywood, que nos presenta la excepción heroica como si fuera una regla general en el mundo capitalista. No retrata una realidad cotidiana, bien sea exacerbada o hiperbolizada para darle más fuerza. Sino que hiperboliza la excepcionalidad que para más inri es practicamente increible e intragable. Es el eterno sueño americano, que se ha extendido a todas las sociedades occidentales u occidentalizadas. En el nuevo Iran, según nos cuenta el capitalista periódico El País, la maxima ilusión democrática de sus habitantes es tener coches de lujo, comprar bien o caro en grandes almacenes o tener móvil ultima generación. Es el sueño español de ser torero, cantante, icono rosa, mediático o futbolista millonario, de que te toquen las quinielas o las lotos primitivas. Algo con lo que sueñan casi todos los que no tienen luces para más o los desesperados, pero al alcance de muy pocos. Es la socialización de los sueños imposibles. Hay innumerables casos de estos en historias del cine americano, como la historia de el padre y el hijo afroamericanos que se separan de la madre, película protagonizada por Will Smith. Y el padre susbsiste vendiendo aparatos para escáneres, y luego entra en una agencia de brokers porque desde el colegio era un genio natural para las matemáticas. Todo este tipo de películas nos quiere meter en el cerebro a empujones, que el capitalismo da oportunidades hasta a los más desesperados. Cuando la realidad es la contraria, casi todos los casos esos de desesperados, son casos de superación extrema que acaban en fracaso, por culpa precisamete del propio sistema. En eso se puede calificar de una película totalemente realista a Glenn Garry Glenn Gross.  Una película que es totalmente antitetica a todas estas, que retrata la competencia  inhumana dentro de una empresa, de un grupo de vendedores o comerciales. El problema es que la industria ha enfocado el cine como un entretenimiento en que no hay que molestar al espectador con determinadas historias de fracaso. Y es curioso, porque sí se admiten las historias de fracaso sentimental, o las historias de violencia extrema que llegan a lo hiperincreible, y sobrepasan todo lo creíble. Siempre que no haya ni un atisbo de humanidad, ni en los que producen la violencia, ni en los que la reciben: esa es la condición inexcusable en el cine violento del Holywood de hoy. Violencia de consumo barato; o provocada por unos mecanismos de pensamiento, reacción y sugestión, tremendamente primarios. Porque han acostumbrado a la gente a tragar todo eso. La violencia del Estado, la policia, el ejército, no necesita justificación, es justificable por naturaleza: por eso es fría, implacable, desmotivada, robótica y maquinal. Mientras que la violencia que se defiende de esa violencia tampoco tiene motivos, es igual de fría, pero por la razón contraria: la violencia contra el Estado, la patria, el poder constituido, nunca puede tener motivos que aducir.  Aunque sea un estado corrupto, opresor, injusto hasta el vómito, delincuente en igual o mayor medida que los propios delincuentes comunes. No hay derecho a la defensa. EL niño de la película El Cliente, tiene que ser bueno y declarar la verdad, aunque el jefe del FBI le persiga tanto como los mafiosos. Pero con la intención de que declare ante él (Tommy Lee Jones) antes que ante nadie, y llevarse la gloria para su curriculum electoral de campaña para alcalde o gobernador. La seguridad del chico se la trae flojísima.

Pero la gente, sin embargo, no traga el fracaso total en la vida, de determinadas historias fuera del circuito comercial; quizá porque la forma de vida que le imponen: primero, les viene impuesta, aunque les intenten convencer de lo contrario minuto tras minuto. Las personas no son, no somos libres, y segundo, es más veces esa forma de vida la causa de fracaso de la gente que la culpa de ella misma; de la propia gente  ¿Pero por qué  se creen que triunfa tanto, el mensaje ese de autosugestión tipo gurú televisivo de la noche, o de frase de ultratumba sabia de twitter, que te dice que no eches la culpa de tus fracasos afuera? Siempre, o un tanto por ciento abrumador de veces, se quiere dar el mensaje de culpabilizar en exclusiva a la gente de sus problemas ¿Por qué? Por que el sistema liberal es por antonomasia el sistema del sálvese quien pueda, y maricon el último. Y eso no lo pueden decir así de crudo, tienen que buscarse sus subterfugios y rodeos. Un laberinto que lo líe todo. Que no permita ver a cada persona, que si alguna responsabilidad tiene, es seguir permitiendo que este sistema les oprima, les aplaste, les sojuzgue. les diga hasta lo que tienen que comer, que vestir, que ver. Aquello de lo que pueden reirse o no, por lo que pueden llorar o no, a lo que deben respetar o no.

Pero lo central en esto es su contradiccíón total con el modo de ver el mundo en historias como The Wire, Distrito Apache; Bailando con Lobos, La Batalla de Argel. En todas ellas se nos presenta al otro con cara humana y con razones, con sus motivos, a veces mucho más respetables que los de la civilización blanca. En esta película, "El Cliente", el niño es casi un chico de la calle, y en determinadas ocasiones del proceso judicial en que se ve envuelto, quiere seguir las reglas que ve a su alrededor. El caso lo lleva un juez bondadoso y justo ( ese caracter bondadoso y justo, que tan bien recordamos de los cuantos de hadas y para niños), pero el jefe del FBI les sigue los talones, porque quiere que el chico cante ante él, y no ante un jurado, ya que este hombre aspira a ser alcalde o gobernador. En esos momentos en que el chico se ve en un callejón sin salida, porque ve que si declara la verdad ante el tribunal, los mafiosos se vengaran en él y le matarán, la abogada le suelta un sermon de que no debe ser como sus perseguidores, como los fuera de la ley. Que ella pagó por algo parecido. El chico le echa en cara que ella le quiere abandonar, como todo el mundo le ha abandonado en la vida. Pero la mujer sigue erre que erre soltandole moralina, sobre que debe ser bueno y declarar.

Al final, en el momento de la declaración, se le hace la luz al chaval y se acoge a la enmienda de no declarar, ya que el abogado de la parte contraria le ha presionado diciendo que podría ser acusado de ser culpable de algo. Y solo un posible inculpado de algo puede acogerse a esa enmienda. La abogado del chico está de acuerdo. En todo este proceso yo veo una característica del cine americano de Holywood, que trata a sus consumidores como niños grandes ¿Es creíble que un niño se sacrifique por la sociedad, y para ser un gran ciudadano, a pesar de que le matarán seguramente, solo porque una abogada ex borracha, más o menos solitaria, le cuenta cuentos de buenos y malos? Incluso aunque estuvieramos ante un hecho real de esos en que se basan y abusan tantos guiones de Holywood, la historia no es verosímil porque sea real, sino porque sea creíble. Y de la forma en que se cuenta no es creible. Es la típica historia escrita para el lucimiento de ciertas interpretaciones, la de Sarandon, la de Tommy Lee Jones, etc.

Mientras los mafiosos siguen supuestamente unas reglas de historia de mafiosos (aunque la película lo edulcora poniendo a ciertos caracteres de los mafiosos un aspecto de duros comeniños, mucho más que de duros tipo Tarantino, con los que no tienen ningun parecido), la abogada quiere seguir unas reglas de puritana eticidad, y con la cara lavada. Esto es, sin practicamente ninguna protección. Al final se salva porque el film toma un tono más del tipo de las novelas de Enyd Blyton o del Tom Sawyer aventurero ¿Se puede ver aquí un mensaje subyacente sobre que las personas debemos comportarnos como niños frente a la criminalidad del poder y sus alrededores. Un poder mafioso estructural, que lo domina todo pese a autotitularse de liberal y de derecho, o que prefiere autojustifcarse y promocionarse acosta de la vida de un niño? Dejarle abandonado sin protección. La no protección de los deshauciados, que no pueden pagar la luz o la calefacción, no tienen comida, de los que no pueden acceder a la sanidad, de los impuestos injustos, de los recortes, de los rescates a banqueros mafiosos a costa del ciudadano.

Al final de la película, lo más excepcional de todo es que la historia acaba bien, un cliché típico de los cuentos de niños. Porque el niño miente sin mentir, le enseña el cadaver que su hermano había visto matar a la abogada y todo acaba bien. Todos contentos, el jefe del FBI tiene su muerto, el juez su sentencia, los mafiosos un chivo expiatorio, que es el mafioso que ha metido la gamba por ir con el gatillo muy suelto por la vida, etc. La abogada tiene un caso famoso resuelto a su favor, que la redime de su pasado de perdedora dada a la bebida, que a veces le echa en cara el jefe del FBI. Y el niño y su familia tienen un destino seguro, como testigo protegido con su familia, con un billete de avion a destino desconocido. Con una casa nueva gratis, colegio para el niño y cuidados para el hermano herido, y trabajo nuevo para la madre.

Me centro tanto en esta película porque tuvo bastante fama y repercusión a nivel popular en su día, y en estos casos es cuando se produce una espiral de que una película empieza a influir en los gustos y el pensamiento de la gente. Y al contrario, el exito, en que se hagan más películas de este estilo.

Los cuentos de niños para los niños. Pero los mayores, las palomitas no nos las tragamos, nos las comemos, y solo de vez en cuando.

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