El Estado del Sentimiento proclama que:
no entiendo el que
Facebook reduzca tus sentimientos
a cuatro o cinco situaciones gilipollas, robóticas,
insulsas.
Por qué no puedo decir sencillamente que soy libre,
como los poetas que mueren olvidados,
como los pájaros que mueren cantando,
como los barcos que se llenan de mar sin ir de héroes.
Por qué no puedo decir que soy un gato sin tejado,
y tengo que poner “es complicado”:
¿Qué es complicado? ¿Es complicado escribir?
No podemos poner que nuestros sentimientos
amorosos
añoran la Transición como los políticos,
¿Esa Transición fósil, que son las alternativas fósiles de la
Sentimentalidad facebukiana?
Cómo puede haber un
estado sentimental, si el corazón es
la nación de los sin
Estado, como a la transición la han
convertido en la
estatua de unas telarañas en la boca de
nuestros políticos seudochiripitifláuticos y geólogos
de las palabras.
A tus sentimientos, Facebook los convierte en Sents, unos arcianos
que se dejaron el corazón
desenchufado;
y cuando estos prohombres vean, dentro de siglos, llover, no sabrán
que los ojos y la boca, también pueden mojarse en la carne,
quieran o no.
Mi estado sentimental no tiene rey ni presidente,
tiene una lluvia que es monja, y unas fronteras que unen carreteras
de sangre y de miel: porque somos abejas, soy una abeja,
que ama los árboles de tus piernas y la miel de tu helecho encendido.
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